El “redescubrimiento” de un planeta abre nuevas posibilidades para el hallazgo de planetas
TESS o Transinting Exoplanet Survey Satellite es una misión espacial de la NASA dedicada a la búsqueda de exoplanetas transitantes, es decir, que, al pasar frente a sus estrellas, realizan pequeños eclipses, que permiten a los astrónomos detectar bajas periódicas en su brillo, indicando la presencia de nuevos mundos. El telescopio escanea de manera continua regiones del cielo cada 27 días, lo que impide hacer seguimiento a planetas que tienen órbitas mayores a ese periodo, pues cuando el planeta pasa nuevamente frente a la estrella, TESS ya está observando en otra dirección.
Lo que estamos realizando ahora es identificar a estos ‘single transiters’ en los datos de TESS e intentar predecir cuándo ocurrirá un nuevo tránsito para observarlo con telescopios instalados en la Tierra. Fue así como descubrimos el planeta NGTS-11b, con el NGTS (Next Generation Transit Survey) localizado en el Observatorio Paranal del Observatorio Europeo Austral (ESO). Los 12 telescopios de NGTS permiten monitorear simultáneamente varios de estos candidatos, los cuales son observados noche a noche”, explica Brahm.
NGTS-11b tiene la masa y tamaño de Saturno con una órbita de treinta y cinco días, y es uno de los cientos de mundos “perdidos” que los astrónomos están tratando de reencontrar y caracterizar con esta nueva técnica, con la esperanza de encontrar planetas más fríos, parecidos a los de nuestro sistema solar, e incluso planetas potencialmente habitables. NGTS-11b se encuentra a 620 años luz de distancia y está ubicado cinco veces más cerca de su sol que la Tierra del nuestro. Su descubrimiento como candidato a planeta fue en el 2018 con TESS.
“Planetas como este que descubrimos son fundamentales para estudiar la estructura y composición de planetas gigantes fuera de nuestro Sistema Solar ya que su estructura no está significativamente afectada por la cercanía con su estrella y podemos usar modelos clásicos para inferir la proporción de sólidos y gases en su interior, lo que a su vez nos puede indicar las propiedades del lugar/tiempo donde se formó el planeta”, asegura el astrónomo nacional.
Samuel Gill del Departamento de Física de la Universidad de Warwick agrega: “Estos descubrimientos son raros pero importantes, ya que nos permiten encontrar planetas de períodos más largos. Los planetas de períodos más largos son más fríos, más parecidos a los de nuestro propio Sistema Solar. NGTS-11b tiene una temperatura de sólo 160°C, más frío que Mercurio y Venus. Aunque todavía está demasiado caliente para soportar la vida tal y como la conocemos, está más cerca de la zona habitable que muchos planetas descubiertos anteriormente que típicamente tienen temperaturas superiores a los 1.000°C”.
Fuente: Instituto Milenio de Astrofísica