Cómo reconectar en un mundo desconectado
Más que un simple acto racional, decidir es un proceso que involucra tres actores esenciales: el cerebro racional, el emocional y el reptiliano. Cada uno tiene una función clara y una influencia determinada.
El cerebro racional analiza, evalúa y busca la utilidad y seguridad en nuestras elecciones. Es la voz de la lógica que nos guía hacia decisiones informadas y calculadas. Pero no es el único protagonista.
El cerebro emocional, con su intensidad y sensibilidad, a menudo rompe con la razón. Nos impulsa a decisiones rápidas, apasionadas, a veces impulsivas, porque las emociones son poderosos combustibles que pueden nublar la lógica o iluminarnos hacia verdaderos deseos.
Finalmente, el cerebro reptiliano actúa en el nivel más básico: garantiza nuestra supervivencia física y genética. Nos conecta con instintos primarios, desde el impulso de protegernos hasta la necesidad profunda de dejar un legado.
Comprender esta dinámica nos da una herramienta poderosa para liderar nuestras decisiones: reconocer cuándo prevalece la emoción o el instinto, y cuándo aplicar la razón. Así, podemos equilibrar mente, corazón y esencia para elegir con autenticidad y sabiduría. En definitiva, la armonía entre estos tres cerebros es la clave para tomar decisiones completas y conscientes.



