• 14 de December de 2025
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Los neandertales también se besaban

Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford revela que este gesto no es una simple invención cultural, sino una práctica ancestral que une a grandes simios, incluidos los neandertales, con una probabilidad del 84%. Más que un simple roce de labios, el beso ha sobrevivido a la prueba del tiempo por una razón poderosa: conecta, evalúa y fortalece vínculos.

En un mundo que avanza rápido y a veces desconecta, el beso nos recuerda que la biología y el corazón están entrelazados. Nos permite leer señales invisibles, cuidar a quienes amamos y preparar el terreno para la intimidad. Incluso en culturas donde no es habitual, el beso simboliza algo universal: el deseo de acercarnos al otro, de compartir un instante de ternura y confianza.

Al practicarlo, no solo compartimos saliva, sino también historias, emociones y esperanzas. El beso es un puente entre especies, un testimonio vivo de nuestra evolución social y afectiva. Mantener este antiguo ritual es un acto de humanidad profunda, un impulso vital para construir relaciones más sólidas y auténticas en el siglo XXI. Besar es, en definitiva, celebrar la vida.